Cuando pensamos en la jardinería pública, el arbolado tiene un papel fundamental en la creación de espacios verdes, no solo por su estética, sino también por sus beneficios ambientales y sociales. En Galicia, una tierra rica en biodiversidad y con un clima singular, la elección del arbolado para parques y jardines públicos requiere una planificación cuidadosa que tenga en cuenta tanto las condiciones naturales como las necesidades de las comunidades locales.
Plaza de Labañou (A Coruña)
El Clima Atlántico y sus Desafíos
El clima de Galicia, con su marcada influencia atlántica, es un factor determinante en la selección de árboles para espacios públicos. Las abundantes lluvias y temperaturas suaves crean un entorno favorable para muchas especies, pero también imponen retos. Las zonas costeras, por ejemplo, deben enfrentar la salinidad y los fuertes vientos del océano Atlántico, mientras que las áreas del interior, aunque más protegidas, pueden experimentar mayores variaciones de temperatura.
Este contexto hace que sea esencial elegir especies de árboles que no solo sean resistentes a estas condiciones, sino que también requieran un mantenimiento razonable. Es común ver cómo especies foráneas no adaptadas pueden sufrir plagas o enfermedades, lo que afecta tanto su supervivencia como su capacidad para aportar a la belleza del espacio público.
Ciudad de la Cultura (Santiago de Compostela)
Árboles Autóctonos: Una Opción Sostenible y Adaptada
Una de las grandes ventajas de Galicia es su rica biodiversidad de especies autóctonas, muchas de las cuales son perfectas para la jardinería pública. Los robles (Quercus robur) son un buen ejemplo: son longevos, robustos y se adaptan bien tanto a zonas llanas como a áreas más montañosas. Además, su amplio dosel ofrece sombra en los meses más cálidos y contribuye al ciclo ecológico al servir de hábitat para aves y pequeños mamíferos.
Otra opción interesante son los castaños (Castanea sativa), un árbol emblemático en Galicia, que aporta no solo belleza con su frondoso follaje, sino también un valor cultural. En parques y jardines públicos, sus frutos y hojas ofrecen oportunidades educativas, mientras que su presencia crea una conexión con la historia agrícola de la región.
También destaca el laurel (Laurus nobilis), una especie que no solo es ornamental, sino que también tiene propiedades aromáticas y medicinales. En espacios verdes urbanos, su capacidad para adaptarse a diferentes tipos de suelos y su baja necesidad de mantenimiento lo convierten en una opción ideal.
Otro árbol autóctono que merece ser considerado es el alcornoque (Quercus suber). Aunque es más común en el sur de Galicia y en zonas más cálidas, este árbol tiene un valor ecológico y cultural incalculable. Su corteza, utilizada para la producción de corcho, es un recurso renovable, lo que lo convierte en una opción sostenible. Además, el alcornoque es resistente a los incendios, un factor relevante en la gestión de espacios verdes en una región donde los incendios forestales pueden ser una preocupación. A nivel ornamental, su tronco rugoso y su follaje perenne aportan un atractivo visual durante todo el año.
Plantación de alcornoque de gran porte en la Playa do Concello (O Rosal)
La Diversidad como Clave para el Éxito
Una de las mejores estrategias para asegurar la salud y la sostenibilidad de los espacios públicos verdes en Galicia es la diversidad. Plantar una combinación de especies autóctonas y adaptadas permite crear un paisaje más resistente a las enfermedades, al cambio climático y a otros factores adversos. Además, una mayor diversidad de especies favorece la biodiversidad local, al atraer una mayor variedad de fauna.
Los abedules (Betula alba), con su corteza blanca y delicado follaje, pueden contrastar con especies más robustas como el roble. A su vez, los alisos (Alnus glutinosa) son una excelente opción para áreas cercanas a cursos de agua, ya que prosperan en suelos húmedos y contribuyen a estabilizar las riberas.
Funcionalidad y Estética
Además de las consideraciones ecológicas, la funcionalidad y la estética juegan un papel crucial en la elección del arbolado para jardines públicos. Los árboles de hoja caduca, por ejemplo, son ideales para proporcionar sombra en verano, pero permitir el paso de la luz solar en invierno. El carpe (Carpinus betulus) y los tilos (Tilia cordata) son árboles que ofrecen esta versatilidad, siendo muy adecuados para alamedas o avenidas.
Por otro lado, la selección de árboles que florecen en diferentes estaciones puede garantizar un atractivo visual durante todo el año. El cerezo silvestre (Prunus avium), con su espectacular floración primaveral, y el cornejo (Cornus sanguinea), cuyas hojas cambian a tonos rojizos en otoño, son ejemplos de especies que añaden colorido y dinamismo a los espacios verdes.
Los árboles, después de todo, no son solo elementos decorativos: contribuyen a la calidad del aire, a la reducción del ruido y a la creación de lugares de encuentro social.
Playa do Concello (O Rosal)
Conclusión
En Galicia, la elección del arbolado para la jardinería pública debe ser un equilibrio entre la belleza natural, la funcionalidad y el respeto por el entorno. Optar por especies autóctonas, diversificar las plantaciones y considerar las necesidades de la comunidad son los pilares para crear espacios verdes que no solo embellecen el paisaje urbano, sino que también mejoran la calidad de vida de sus habitantes. Al fin y al cabo, un buen jardín público es mucho más que la suma de sus árboles: es un espacio vivo que refleja y respeta la esencia de su entorno.
Alameda A Estrada
Ana Anguiano Blanco, Ambientóloga.
Píntega Xardíns.